miércoles, 26 de enero de 2011

Catedral


Ella no volvio nunca mas.
Preguntaba demasiado y no queria mas respuestas, ni silencios.
No queria mas nada.
Pero el acantilado le remueve el alma y decide retroceder el orgullo y el tiempo,
en un lugar sin tiempo donde todos adoran sin saber quien se arrodilla detras.
Eso le encanta.
La palabra *privacidad* es para ella,el lugar santisimo de la libertad.
Entra y se abraza con el silencio profundo de los que preguntan en las penumbras
y sin corromper la cortina espesa que los separa de los otros,
se sienta en puntillas,
cierra los ojos,
se abraza a Dios.
Su vida es la diapositiva recurrente de sus ojos muertos sobre las imagenes.
No cree en ellas.
(Pero tiene otros idolos)
No por eso se cree mejor que ellos,
los que murmuran sus plegarias detras de sus espaldas.
Cada vez que entra, fantasea que el cura la busca para hablar, porque nunca se confiesa, ni se persigna, ni dice un Padrenuestro.
Piensa que camina, respira y hasta huele de otra denominacion que todavia no puede denominarla con precision.
Sentada ,cierra sus ojos, con la nuca durmiendo sobre su espalda..abre sus ojos y mira los frescos de mujeres que traspasaron sus epocas en donde deberian haber muerto en el anonimato.
Sobre el cielo,una mujer pobre y pagana recoge espigas que otros dejaron caer por tener demasiado en sus manos.
Otra adultera, besa los pies desnudos de un hombre en publico.
Otra joven y contemporanea,respira las plegarias con los ojos dormidos sobre su espalda y su mente volando entre las espigas doradas..se detiene a pensar en la mujer de las espigas y recuerda que quien la compro la termino amando con todo su corazon.
Sus ojos viran a su izquierda y ve a la mujer a quien maltrato el amor hasta partirle el alma.
No quiere sacar conclusiones, ni calcular coincidencias.
Sigue volando en sus pensamientos...quiere huir hasta lo mas divinamente posible.
Quiere que Dios se siente al lado y le diga su nombre y le dibuje el mapa con el que continuar.
Quiere que baje el cielo, o mejor prefiere subir alli.
Le cuenta a Dios sus miedos,
le canta con el alma su mejor cancion.
Se sienta al lado en su trono y lo abraza como si solo fueran ellos dos.
Nada en esta vida se compara
con semejante demostracion de su amor.

3 comentarios:

Bell dijo...

no soy catolica pero amo las catedrales por el silencio, me siento abrazando a Dios de la misma forma... gracias por compartir!

NotaBene dijo...

No me canso de decirlo... cuanto talento tenés para escribirte...

Butterfly dijo...

No todos tienen el talento para sentir las palabras.
Es un placer escribir y leerlos.