sábado, 22 de mayo de 2010

Como aguas que pasaron...



Arremolinada entre las aguas del olvido, casi asfixiada entre el tumulto de las horas que sepultaron tus vivencias...allí estás.
Así estás, enredándote entre las ramas que fueron nido y hoy se entremezclan con el verde musgo de lo que se ahogó por las aguas que pasaron.
Quieta...
como la roca que inmóvil permanece en el tiempo, siendo testigo de lo que sigue, de lo que la atraviesa, sin siquiera moverla un centímetro de su realidad.
Allí, cubierta entre el frío y las burbujas de lo que naufraga sobre tus recuerdos...eso has sido, eso serás.
Serás frío, serás hielo, serás recuerdos, serás soledad.
Despiertas, en medio de las aguas, esquivando los mohos de aquello antigüo que pasó.
Y se enrieda tu pelo, cobrizo y arremolinado, entre las rendijas que simulan atisbos de libertad, entre las rocas apretadas que te sumerjen sin piedad.
Pero eres ave y tocaste el cielo.
Surcaste vuelos, quieres libertad!
Y te enciendes, como pólvora revuelta, enhebrando hilos entre tus plumas quebradas.
Y te deslizas, entre las rendijas, y respiras viento y miras detrás...
Como aguas que pasaron, es el título del cuento.
Como aguas que pasaron y que no volverán.

lunes, 10 de mayo de 2010

Silla vacía.


Te miro inerte...
Ella, casi muda.
Su respaldo se humaniza en rostro y sentimientos revueltos comienzan a fluír.
A huír.
A herir.
Los fantasmas del silencio, que susurran lo que callas.
Tú justo sentada enfrente y casi sin poder decir.
Dices que eliges no decir ya nada, mientras tu cuerpo se arrulla entre las piernas, enredando las palabras que quieren ponerse de pié.
El rostro se vuelve burlesco, indiferentemente intelectual.
La silla forrada de hiel, entre el trasluz de su esqueleto.
No tiene piel, ni almohadón ni forma.
Es simple y llana estructura.
Enfrente de ella sólo un cadavérico armazón.
Sin alma, ni corazón.
Logra entreabrir sus labios, entre el vapor húmedo de su piel aún tibia.
-Nunca entendiste nada.
No merecés la fidelidad de los latidos, ni el edema de tus golpes persistentes a mi ilusión.
Eres un pobre niño perdido, entre sus juegos adultos, entre sus páginas leídas y su sinfín de escapes al fin del mundo.
Estás errante de tí mismo, cómo no ibas a huír otra vez?
No sabes verme mujer.
No sabes verme.
No sabes.
No puedes interpretar aunque leas.
No puedes escapar aunque viajes.
No puedes ser felíz aunque sonrías fascinantemente.
No puedes abrazar, aunque tus brazos en alguien se entrelacen.
No puedes ser libre, a menos que rompas las defensas que meticulosamente has tejido.
No puedes soñar, si vives despierto y atento a cuánto pasa.
Pobre mi silla vacía! estás ausente de tí y nadie puede acompañarte en esto.
Pobre mi silla vacía! estuve a punto de querer vaciarme para llenar tus huecos.
De querer decir para que interpretes.
De querer correr para alcanzarte.
De llegar a tí para abrazarte!
Quise prestarte mis alas, para arribar vuelos sin planificar.
Quise verte llorar, para al fin comprender cuántas veces sonríes de veras.
No supe.
No quise.
No hice.
Pobre mi silla vacía...
Ya no quiero hablarte.
Ya lo he dicho todo.
Ya lo he dado todo.
Basta para mí.






sábado, 8 de mayo de 2010

Duerme tu niña..

Cierra los ojos, que duerme tu niña.
Mira sus pestañas, encerrando oscuridad.
Crece mujer, entre tu útero amoroso.
Llama a lo que vendrá, he invítalo a pasar.
Despierta del sueño acobijado por el sol,
entreabre tus ojos a la noche estrellada.
Deja ir al amigo que no pudo ser.
Deja lo que ha sido, sin buscar adónde fue.

lunes, 3 de mayo de 2010

Ella


Sin sus lamentos,
sin sus pretextos,
sin despedidas, ni explicación.
Ella encerrada, casi olvidada, vuelve y renace desde un adiós.
No desvanece.
No se entristece.
Cierra y esquiva,
busca olvidar.
Tan delicada,
tan permisiva...
Tan defensiva!
Y sin protección...
Abre la herida,
mira en su espacio.
Cierra despacio,
y pide perdón.