martes, 19 de julio de 2011

Hamaca



...Insiste en borrar su nombre
como si desistiera de quien es
y de quien ha sido...

Se recorta,
se mutila,
intenta encajar.

Lo sé perfectamente
y mejor que nadie.
Te ruego que no lo hagas
no dejes de ser quien eres,
o el futuro te reclamará
este presente deshilachado.

A veces me pregunto como puede ser
que haya gente que simplemente no te aprecie
o te deje de apreciar de la noche a la mañana
por haber sido muy apreciada
por el apreciado al que aprecia quien ahora te desprecia.

Es raro que la gente
tome causas ajenas como propias,
como si el afecto pasado
fuese un karma
por el que tienes que pagarle a gente
a la que no le has visto el rostro ni siquiera una vez

Es raro el corazón humano.
Es misterioso.

Viví 30 años observando las relaciones humanas
tengo el sexto sentido de ver entre las mentiras ajenas.
Y no es una virtud,
pero al menos te permite vivir bajo la verdad.

Y me siento en el umbral
sobre mi hamaca de madera
en donde me hago un nudo entre mis piernas
y subo los pies
mientras miro el horizonte de lo que ya he vivido.

Y algo me estruja el alma,
algo parecido a la compasión.

Miro algunos años detrás y podría haber sido yo.
Y sufro por quien no conozco.

La vida es extrañamente pedagógica;
y la experiencia, la máxima autoridad
en la vida de alguien dijo Carl Rogers.

Y desde mi hamaca miro detrás pero veo el futuro,
esta intuición que te avisa
desde el alma
y escribe con la piel
lo que tu mente todavía no resolvió.

Y en un instante, casi mágico
todo cierra,
todo encaja,
y tu razón se carga al hombro a la intuición
y no puede mas que celebrarla
por ser mas que ella,
con mucho menos.

Solo un trozo de piel
y un corazón sensible.

Y pensar que siempre lo supiste
pero elegiste creer en el otro.
Siempre eliges creer en el otro
como si el otro tuviese el honor de tu palabra.


Y en mi hamaca,
me envuelvo entre mi sueter
mis jeans oxford
mis pies desnudos y helados ,como mis manos, siempre.

Y el pelo se revuelve castaño,
y las pestañas gotean
y el mentón descansa sobre tus rodillas.

No crees que alguien
pueda escribir la felicidad
con las mismas letras que ha engañado.

Tus libros al lado,
tus letras casi pariendo,
tu mente sin dormir
viaja en el tiempo.

Lamentas haber vivido tan profundamente
como si tus 30 pesaran en oro.
Casi lloras el dolor ajeno
que todavía no es tal.
Presientes que tus pesares solo cambiaron de nombre

Almas ingenuas que leen amor,
en medio de palabras que jamás lo han entendido.

2 comentarios:

Maru dijo...

Que lindo, volé. Imaginé. Reconocí.
Todos a su tiempo advierten, descubren, se dan cuenta.
Nunca es tarde.
Let it be ;)

Butterfly dijo...

Nunca es tarde
para ver que muchas veces ganamos mas en lo que perdemos,
que en lo que recibimos!

let it be!