lunes, 11 de julio de 2011

El poeta.


*Tranquilos sus pasos,
profundas sus letras;
Inolvidable su música
de imperdonable franqueza.

Su vida bajo otro sol,
entre otro sol, mis nubes;
su amistad hecha cristal,
por donde miro
aunque no asomes.*


Si bailásemos otra vez un tango.
Si otra vez nos trepáramos a la torre de aquel castillo.
Si encendiéramos otra vez los leños entre el salón barroco,
Si otra vez camináramos debajo del sol.

Y me hundo en la nostalgia de aquel día.
Era Invierno y mis ojos mil mares.
Me acurruqué mientras sonaba la música,
con el pelo empapado y mis manos cansadas.

Shakespeare colgaba de tus paredes
las notas trepaban entre las palabras.

Un pedazo de refugio
para mis búsquedas de existencia.
La confidencia entre dos
que jamás supo un tercero.

Porque tres son multitud,
y nosotros un mundo entero.




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