sábado, 1 de octubre de 2011

Ríen


Y los veo cuando nos ven llegar
con sus caras de Primavera,
de flores recién pintadas.

Sus mochilas de colores
sus hoyuelos surcando una mejilla
otras dos
mas un mentón.

Y vuelan entre mil abrazos
y los besos se repiten
como canturreando canciones pegadizas
entre sus caritas rosadas

Pequeños duendes,
duendes distantes
dueños de la espera que vale la pena al verlos llegar.

Abrazos pequeños
que lo dicen todo,
ojitos cerrados entre mil pestañas.
Pestañas cubriendo
dulces ojitos de miel.

Porciones breves y dulces de vidas
que subrayaron las nuestras
tejidas
escritas y enmarañadas
complejas,
alegres y esperanzadas

Y no imagino mi vida sin sus hoyuelos
ni mis ojos sin nunca verlos llegar.
Sin sus vocecitas
repitiendo las canciones
sin un veo veo
y un cuento inventado al pasar

Y se despiden de la tarde
con sus mochilas de colores
con sus pasitos pequeños
y su adiós diminuto entre la noche
y me siento inmensa,
rica, felíz.

Nunca pensé en amar tanto a dos hombres
al mismo tiempo
y sin absolutamente nada de culpa.

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