miércoles, 2 de febrero de 2011

Mudar


La piel como una serpiente en reciclaje,
Como una mariposa en su metamorfosis,
como un niño bronceándose bajo el sol.
Mudar de actitud,
dejar de ser la que se hiere en la paciencia eterna,
en la compasión absoluta
de todos,
menos de si.
Mudar el miedo por la abstinencia,
el hartazgo por la aceptación,
el amor, por la mano abierta.
Quizás descubras que nadie puede atrapar el vuelo de quien no quiera reposarlo,
quizás te entiendas y ames profundamente a ti,
quizás cierres el juego y aceptes perder la partida
quizás no patées el tablero.
Quizás mueras
o renazcas.
Y detrás de tus ojos profundos sobre los míos,
con ese par de oyuelos empatizando mi dolor oculto,
se encuentra el don que admira mi amistad eterna hacia tu alma.
Desde el otro lado del mar, te acercas a mi orilla,
tus palabras me revelan a lo que me rebelo,
eres esa amistad que ennoblece y gana suspiros,
el don humano, que me es necesario para no perderme de mi.
Y agradezco la noche limpia,
las frutillas,
la reflexión.
Desde este lado del mar y de lo mas profundo de mi corazón.

5 comentarios:

NotaBene dijo...

La amistad te hace florecer en toda la hermosura de tus letras. Qué bueno!

Matías Barrales dijo...

Me dí una vuelta por tu escritura... Aún no me ha sido dado saber la relación, pero hay algo de Pizarnik entrelazado en los pliegues de tus letras, quizás sea cierta intensidad autorreferencial, concentrada en momentos bien precisos: "Quiero cruzar el umbral, con el vertigo todavia latiendo...", por ejemplo... Esa experiencia muda que te obstinás por nombrar, aunque nunca se llegue, y sea el justo precio de los intentos que tanto nos gusta llamar "poesía". Como lector, no me gusta, en todo caso, esa autofiguración al modo "cenicienta"... Me parece que decís más, sí, cuando trabajás ciertas imágenes de la orfandad, creo que allí inconscientemente jugás algo fuerte del orden de tu experiencia, que se traduce en cierta violencia encubierta al nivel tanto de sintaxis como también semántico. Humildemente, creo que tu escritura va desplazándose lentamente hacia la poesía y las modulaciones de lo aforístico.
Leé a Olga Orozco, leé a Sor Juana, leé a Juan L. Ortíz...

Matías Barrales dijo...

Detuvo mi lectura; retuvo mi atención: "...el don humano, que me es necesario para no perderme de mi." Resuenan en el pasaje unos versos de Juan Gelman, de 1969: "si fuéramos o fuésemos / como rostros humanos /
empezando de a dos /
completos en el resto"
"...don humano" me trasladó a "Ella" de Juan L. Ortíz:
"Mas es el don absoluto, y la ternura,/
ella que es también el término supremo y la última esencia/
con las melodías de los sentidos y los símbolos y las visiones y/
los latidos/
para el encuentro en los abismos...

Mas tiene cargo de almas, y es la comunicación,/
el traspaso del ser, ´como se da una flor´, en el nivel de los/
niños,/
más allá de sí misma, en el olvido puro de ella misma...

Charli**** dijo...

Quiero encontrar las palabras bonitas.Y no es justo. Porque te quiero, es sencillo y verdadero.
Te quiero sencilla y verdaderamente.

Butterfly dijo...

Gracias por el camino recorrido amiga, y por todo lo que nos espera y depara el futuro.
te quiero!